GWLP 2003-07

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Girlswholikeporno were Águeda Bañón and María Llopis.
The project is over now.

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Artículo de Roger Bernat publicado en El Mundo

El Mundo, Viernes, 18 de mayo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6361.
CATALUNYA, suplement de cultura Tendències núm 116

‘Girls who like porno’

EN LA RED CABE DE TODO, INCLUSO RELATOS DE MUJERES QUE CUENTAN SECRETOS DE CAMA INCONFESABLES. EL ‘BLOG’ DE AGUEDA Y MARIA HA BAJADO LA PERSIANA, PERO SUS HISTORIAS HAN DESPERTADO REFLEXIONES PARA LA POSTERIDAD.

ROGER BERNAT

Han decidido cerrar y, sin embargo, era uno de los centros de discusión sobre posporno, queer y nuevo feminismo más emocionantes de la Red. Durante dos años estuve leyendo sus posts en www.girlswholikeporno.com (todavía en la Red) y, poco a poco, sin darme cuenta, como realmente ocurren las cosas, adentrándome en un ámbito del pensamiento que se me ha acabado revelando indispensable.

Al principio me conectaba con la ilusión de que fuera un blog ideado para levantar los espíritus, esperaba encontrar links de páginas de culos y tetas tomados desde ángulos inimaginables, pero con el tiempo fui acostumbrándome a leer y olvidarme de los links. Leía apasionado porque la sola idea de que unas mujeres se plantearan que otro universo sexual era posible me animaba a repensar el mío propio.

Agueda Bañón (Miss Bragas) y María Llopis (Miss Llopis), las responsables del blog, se atrevían a hablar de sus sexualidades saltándose su propia condición de mujeres. Para empezar, de manera un tanto burlona, se declaraban amantes del porno, territorio que durante decenios había estado vedado al gusto femenino. Pero reclamaban otra pornografía. Esa pornografía que yo estaba buscando en mis primeras visitas a su blog. Un cine porno que representara otros deseos fuera de la hipercompartimentada estantería del sex shop hetero-gay-bisexual. Y no bajo la tramposa idea de que las mujeres, al igual que los homosexuales, necesitan una pornografía a medida, sino con la convicción de que hay deseos que están fuera del variopinto catálogo del sex shop.

Tras la pornografía fueron apareciendo otros temas que, lejos del acercamiento académico al que estamos habituados, se narraban en primera persona con el peligro que eso conllevaba. Leer a una mujer que ante la tensión de una violación tiene un orgasmo obligaba a repensar nuestra relación con el deseo. Leer cómo una mujer viola a un hombre replanteaba el papel de víctima que siempre damos a la mujer. O ver un vídeo en el que dolor y placer se mezclan lúdicamente era una invitación a entender la sexualidad más allá de la parafernalia BDSM.

Todos esos vídeos y relatos eran narrados en primera persona.No era opinable lo que allá se ofrecía porque era lo que unas mujeres habían vivido y sentido. Lo que tenía sentido era responder con otras experiencias para así intentar ampliar nuestro entendimiento.Pero ante esa desacomplejada relación con lo sexual, muchos lectores reaccionaban airados. Ya no sólo los Trolls que habitan la blogosfera, sino que desde el feminismo clásico o el pensamiento de izquierdas se alzaban voces indignadas que no podían entender que unas mujeres sintieran de esa manera.

Pero en el blog de las girls no se pensaba desde un corpus teórico predeterminado, sino que se perseguía la reapropiación de un territorio que demasiadas veces se había dejado en manos del hombre. La mujer ya no había de ser la víctima en las relaciones de poder, la mujer ya no era el objeto del deseo en la representación sexual, un universo se abría ante nosotros a través de sus relatos.Y lo que en un principio para mí había sido una curiosidad ligada al deseo se convirtió en una poderosa herramienta de análisis de nuestras almas tan hechas a una identidad prestada. Replantearse quiénes somos partiendo del ámbito de la sexualidad era finalmente revelador. Girlswholikeporno era un espacio en el que el feminismo dejaba de ser una lucha de género para convertirse en una aspiración humanista representada por las experiencias vitales que todos vivimos en las camas por las que hemos transitado y a las que alguien por fin ponía voz.

Texto fin de Gwlp, de Roger Bernat >>>

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