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De piropeador a asesino en seis pasos

martes, noviembre 22nd, 2005

Paso 1: El piropo
Voy andando por la calle y pasa un coche con un baboso en su interior, uno de esos pobres desgraciados que sólo se sienten importantes dentro de su coche. Voy andando por la acera y cuando pasa a mi altura reduce su marcha y me dice babosamente guapaaaa…., y se mantiene a mi paso mirándome y diciéndome cosas. Esto es realmente una situación bastante hardcore de violencia, si yo llevara otra máquina que disparara no sucedería. Pero lo que él, enfermo, ve, supongo que es una chica indefensa, un blanco fácil, un derecho natural…

Paso 2: La respuesta
El tipo me dió mucho asco, este clásico del cerdo en coche que te increpa en tu camino, es realmente para prenderle fuego y que salte por los aires. Yo seguí andando por la calle muy tiesa y cuando me adelantó un poco, le dí con la mano abierta en las luces traseras.

Paso 3: El macho herido
Nunca subestimes a un macho herido en su ego. De un frenazo clavó el coche en la carretera. Toda la violencia implícita en esa exhortación, piropo, se había disparado. Suele ser así de rápida la transformación. Empezó a insultarme, ¡sapoooooo!,¡ te voy a partir la cara!, ¡hija de puta!, sin separarse de mi lado.

Paso 4: Te mataría pero me cambio de acera
Me cambié de acera, porque realmente la cara del sujeto estaba roja de ira y no sabía que podía sacar del maletero. Seguí en la misma dirección esperando que saliera derrapando o alguna demostración de machitos parecida. Pero seguía insultándome. Le había tocado su coche. Ésto está considerado una ofensa grave.

Paso 5: Respuesta dos
Me estaba sacando de quicio, me di media vuelta mientras que le miraba a la cara y le enseñaba mi dedo anular . Eran las ocho de la tarde, la calle no estaba muy transitada pero habían personas y vecinos.

Paso 6: El monstruo se destapa
Cuando vió que le contestaba, no se lo podía creer, yo estaba cruzando una callecita que salía de la que estábamos. El tío se había desvelado como el monstruo que era. Totalmente desbocado pegó un acelerón y dió un volantazo para atropellarme. Dí un salto reflejo y me pasó rozando. El coche se perdió a toda velocidad por la callecilla.