Los campos de concentración para mujeres

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Dibujo de Eliane Jeannine-Garreau.

El antiguo campo de concentración para mujeres de Ravensbrück está a una hora en tren de Berlin. Hay que andar desde la estación un par de kilómetros. El panorama es desolador según te vas acercando. Lo primero con lo que te encuentras es con las casas de los altos dirigentes de las SS. Están todas abandonadas, son bonitas, con grandes árboles alrededor, todas iguales. Más adelante están las casas de las mujeres que trabajaban como guardianes. Son más modestas, pequeños bloques de apartamentos que ahora han sido reconvertidos en las oficinas del Memorial. En lo que fueron las antiguas oficinas del campo hay una exposición permanente en memoria a las víctimas. Lo que más me gustó de la exposición fueron los dibujos que hicieron las mujeres que estuvieron presas. En esta ocasión había también una pequeña exposición, o más bien un centro de documentación, sobre la violencia sexual y la prostitución forzada en los Kz. Kz es la manera en la que aquí se llaman a los campos de concentración.

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Dibujo de Nina Jirsikova.

Una vez dentro te entran muchas ganas de llorar. Y mis amigos alemanes se ponen muy nerviosos y hacen comentarios irónicos que no puedo entender. Es muy difícil para ellos. Para mí no lo es tanto. Pienso que si este lugar horrible estuviera en Castellón tal vez sentiría la culpa que sienten ellos. Las barracas donde dormían las mujeres han sido derruídas y en su lugar hay huecos en el suelo.

Andamos un par de kilómetros más por el bosque y llegamos a Uckermark. Éste era el campo de concentración para chicas y mujeres de menos de 21 años. No queda nada de él, a penas unos ladrillos en el suelo. En 2003-4 se organizó un FrauenLesbenTransgender Baucamp -léase campo de trabajo de mujeres, lesbianas y transgénero- con el fin de rescatar del olvido este centro. Aquí llegaban las chicas bajo acusaciones como la de «sexuele Verwahrlosung», que quiere decir abandono sexual, algo así como que tenían demasiado afición al sexo según los criterios de la época. Por supuesto, éste era un criterio sólo aplicable a mujeres, no a hombres.
El lesbianismo también era motivo de encierro. El lesbianismo era también motivo para llevar a las mujeres a los burdeles de los Kz, para reconducirlas por el «buen camino de la heterosexualidad». En estos burdeles se llevaba a los prisioneros que desempeñaban las labores más duras para así «recompensarles». Otra de las razones que justificaba la existencia de los burdeles en los Kz era la de bajar los altos índices de homosexualidad en los campos de hombres.

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Dibujos de Vioette Lecoq

Pasamos todo el día. Pero hubo un detalle que no puedo sacarme de la cabeza. Al final de la visita pudimos acceder, gracias a la amabilidad de las personas que trabajan en el Memorial, a la cocina de las oficinas, para hacernos un té caliente. Todos los estantes tenían etiquetas señalando qué había que poner en cada estante. De ésto no puedo sorprenderme, porque yo, que soy una maniática del orden, lo he hecho en alguna ocasión. Lo que me sorprendió fue el armario de las tazas. En un estante ponía «tazas en buen estado» y allí estaban las hermosas tazas impolutas. En otro «tazas con desperfectos». Y allí estaban las tazas a las que les faltaba el asa, las que tenían algún desconchado o a las que se les había caído un poco la pintura. Me dio miedo. Allí me dio miedo. En otro lugar no le hubiera dado mayor importancia, pero allí sí.

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3 Responses to “Los campos de concentración para mujeres”

  1. Belén Says:

    Hola!

    Estuve en el taller que hicisteis en Valencia y de vez en cuando os dejo comments. Yo también estoy viviendo en Alemania ahora, en Düsseldorf (de erasmus), dejo el email por si pasas por aquí o algo!

    Por cierto, tengo que hacer un trabajo sobre Adrian Piper…

    Tschüss!

  2. avvik Says:

    que fuerte. Yo también me sorprendo y me dio una extraña sensación de pánico cuando leí lo de las tazas. Ese orden de las cosas, lo perfecto de lo imperfecto, justamente ahí.
    al saber lo terriblemente mal que la pasaron esas mujeres, no hay mucho que decir, o mejor dicho hay tanto que decir pero las palabras se quedan cortas.
    abrazos

  3. Pardal Says:

    Creo que este texto lo lo olvidaré facilmente.

    ¿no te dió miedo mirar a tu alrededor al ver las tazas?

    Me produjo un sentimiento sordo de soledad… de soledad y peligro. Como si se cayara el mundo y el universo se encogiera tanto que orpime los pulmones…