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Esta bella imagen de El Bosco era el reclamo del cartel de la fiesta del sábado por la noche en el Kit Kat. El Kit Kat es un club en Berlin donde además de a beber y a bailar la gente va a follar, como en cualquier otra fiesta que se precie, vaya, con la diferencia de que aquí está todo pactado, además de haber camas y mobiliario adecuado para ello.

Nuesta noche fue un poco floja, a mi me habían hablado horrores del Kit Kat, que por lo visto puede ser un antro de lo más decadente en un día cualquiera, pero la noche de Pascua estaba lleno y sexo, lo que se dice sexo, no había mucho. Algún polvete por aquí y por allá y un puñado de pajilleros, pero eso fue todo. Y nos quedamos hasta las 6. Igual empezó a animarse más tarde. Qué desilusión, porque a mí me daba muchísimo morbo el ambiente este decadente del que hablan, tengo que volver otra noche, a ver si tengo más suerte. La noche decían tenía un aire a las noches de Ibiza o Sitges, aunque yo no os lo puedo confirmar porque nunca estuve, pero lo que sí que había era mucho disfraz y mucha carne al aire, tíos bailando desnudos en la pista de baile junto con gladiadores y chicas en ropa interior. Había una chica que llevaba medias y mucho cuero, pero no llevaba ni bragas ni sujetador. Ésta era mi favotita. Había también unos chicos enormes, luciendo pectorales de años entrenando en la piscina y faldas negras, largas. Guapísimos.

Y ya que estábamos, pues nos líamos un rato en una cama que había al lado de la pista y en menos de lo que tardé en atar a mi presa a los barrotes de la cabecera de hierro, teníamos a una colección de individuos pajeándose a nuestro alrededor. Y he de confesar que ésto es lo que más me gusto de toda la noche. Ser observada. Y no sólo observada, que se masturben contigo tranquilamente. Me gustó también la sensación de seguridad, un leve gesto de la mano indica que no quiero contacto físico y se respeta.

El Kit Kat me pareció un sitio práctico y cómodo, ya me hubiera gustado a mí tener un sitio así a mano cuando era una pipiola desesperada. A finales de mes voy a otra Sex Party, esta vez SM. Pero creo que va a ser muy diferente, hay que apuntarse previamente, es sólo para queers y tiene un número limitado de participantes. Si a alguien le interesa se llama Experiment Berlin y las organizan cada tres meses. La próxima es el 28 de abril.

Menos mal que Slavina estuvo allí y nos lo puede contar: La nouvelle vague porno, seminario impartido en el Macba el pasado sábado 31 de Marzo y que contaba con la participación de Beatriz Preciado, Coralie Trinh-Thi, Lydia Lunch y otras respetables pornógrafas. A Slavina le molestó mucho que un individuo se dedicara a interrumpir la charla de Coralie sin que la moderadora de la sala, Beatriz, hiciera nada por evitarlo. Y ella se propone como moderadora de alquiler con látigo y megáfono. Lo haría muy bien.

Qué tristes son a veces las conferencias y demás eventos públicos. Es tan frecuente que ocurran cosas así. Y no quiero ni pensar en la última en la que estuve. Fui a escuchar a La Petite Claudine hablar sobre el futuro de la blogosfera pero el único que la escuchó fue el moderador de la charla, Jose Luis de Vicente, que se pasó todo el tiempo hablando con ella en cuchicheos mientras el sufrido público teníamos que conformarnos con escuchar el aburrido discurso de los otros dos individuos. Y aquí no ha pasado nada.