The Ballad of Sexual Dependency
martes, octubre 11th, 2005Nan Goldin. The ballad of the sexual dependency.
Era un amigo, alguien de confianza, un poco burro a veces, pero se podía hablar con él y me gustaba mucho. Una noche salimos juntos por ahí, nos emborrachamos, hablamos mucho, follamos, nos reimos y dormimos juntos, abrazados, de un tirón.
Al día siguiente nos levantamos de buen humor, eramos colegas sobre todo. Esa semana me mando un mensaje en el que me comparaba con el arroz con leche y las natillas, me lo tome a risa y me reí mucho, pero me pareció que a él no le sentaba muy bien. Quedé con él para verle la cara, y disipar posibles fuerzas extrañas que pudieran aparecer entre nosotros, él se disculpó y -Claro tía, yo tampoco quiero nada!
Pasó el tiempo y nos volvimos a encontrar. Hacía más de un mes que no nos veíamos. Salimos a tomar algo y a contarnos un poco nuestras vidas, era mi colega, nos habíamos acostado un par de veces juntos y no quería que eso interfiriera en nuestra amistad. Nos lo pasamos muy bien y nos fuimos a mi casa. Seguimos hablando y tomando las últimas cervezas, pero cuando nos íbamos a dormir, todo cambió.
Empezó a hablarme de otra manera -Con 4 o 5 como tú ya tendría yo bastante, me pilló desprevenida, no me lo esperaba, a partir de ese momento todo fue de mal en peor. Al principio seguí hablándole a mi colega, intentando que recobrara el sentido, pero de pronto me vi explicándole que el habernos acostado no le daba ningún derecho sobre mí, que estaba negociándome como si fuera algo suyo. La situación se me iba de las manos. Él continuó. Pobre de mí, decía. Chantajes emocionales y recriminaciones, yo le contestaba con frialdad. Entonces saltó, me miró a los ojos y me preguntó: –pues qué coño estás vendiendo en tu web! conmigo no te hagas ahora la estrecha! -fue directo al corazón y noté que se me congelaba, mi forma de mirarlo ya no volvería a ser la misma, era un desconocido, nunca más volvería a confiar en él, sólo quería que se acabara la noche y que desapareciera de mi vista.