Lo que he aprendido en Roma
jueves, octubre 27th, 2005Hay algo que he descubierto este fin de semana y no es el collar de perro o lo sexy que puede llegar a ser un powerbook. Es las maravillas que ofrece un slide show. A nivel técnico es tan simple y los resultados son excelentes. Siempre he defendido los trabajos hechos con medios técnicos sencillos. Con el boom de las nuevas tecnologías hay una pasión desaforada por utilizar lo last de lo last, la última modernez, sin importar demasiado si funciona o no a nivel de discurso. Por supuesto que cuando ves una pieza que utiliza tecnologías complicadas y que funciona también en si misma, es un gustazo, pero ocurre raras veces.
Un show que me impactó mucho fue el de Thomas Koener en el Sónar de no me acuerdo ya que año. La pieza consistía en unas imágenes fijas grabadas desde cámaras de video vigilancia en los suburvios de una ciudad industrial. Era siempre la misma cámara, pero cambiaba el momento del día en que la imagen estaba filmada. Y esa transición se hacía con un fundido lento, lentísimo, que me hizo tomar conciencia de otra dimensión del espacio-tiempo. Me gustó el hecho de que Koener utilizara el mundo de la video vigilancia de manera poética. La video vigilancia, una más de las agresiones a las que se nos somete hoy en día. Básicamente, 3 fotos, 40 minutos y el mejor show audiovisual que he visto en Sonorama.
Harta de ver piezas tan complicadas y que dicen tan poco, es un gusto ver piezas muy sencillas que dicen tanto.
Este slide show son 15 fotos que se muestran cada 5 segundos. Y está contando una historia de una manera absolutamente efectiva. Sin editar video, sin malgastar en una pieza el 80 % del tiempo en la parte técnica y el 20 % en lo que quieres contar.
Me humedezco al ver pasar las imágenes en flicker, como diría La Pedante…