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El óvulo durmiente y otros cuentos

miércoles, julio 19th, 2006

Hoy he dado por terminada mi estancia en Benicàssim. Justo cuando empezaban a llegar los primeros fiberos. Dudé en quedarme al festival, seducida por algunos musculosos amigos que trabajan montando escenarios y con quien tuve el placer de compartir unas cervezas y algo más el domingo. Pero no. La casa está por fin lista para que la disfruten otros y a mí no se me ha perdido ya nada por allá abajo. Me siento más libre, y después de estos años, tras la muerte de mi madre, de retiro, abogados, gestores, reclusión y depresión, siento que empieza una nueva época, bastante más divertida.

En el tren he terminado un libro maravilloso, Homenaje a Gaia de James Lovelock. Lo recomiendo fervientemente, pero como dice La Petite, hoy no tengo ganas de discutir, así que os comentaré el libro que he comenzado en el mismo tren. Caperucita al desnudo, de Catherine Orenstein. En las cuatro primeras hojas ha repetido 50 veces lo mismo pero en la quinta ha dicho algo que me ha tocado:

Los relatos conforman nuestras ideas sobre el amor y el sexo e incluso la manera en que entendemos la fecundación misma, que los libros de ciencia describen con frecuencia como si se tratara de un romance de cuento de hadas, con el Esperma Encantado ascendiendo por el peligroso conducto, venciendo a los demas pretendientes para finalmente despertar al Óvulo Durmiente con su mágico beso. Esta popular versión narrativa de la fertilidad continua dominando los manuales a pesar de que nuevas investigaciones demuestran que se trata de un cuento de hadas. Los espermatozoides son en realidad bastante débiles y es el óvulo el que ejerce una poderosa fuerza para atraparlos.

Más que el óvulo, serán los músculos vaginales, pero da igual, no anda tan mal encaminada y debe ser colega de mi adorada Catherine Blackledge, a quien este tema apasiona. Recuerden. Por lo visto los espermatozoides no se van a ningún lado ellos solitos, es la vagina con sus contracciones y sus fluidos la que se encarga. Incluso en algunas especies animales, si la hembra no se pone en determinada postura, es imposible que el macho alcance la profundidad de penetración necesaria. No entiendo por qué nosotras nos lo montamos tan mal. La violación es algo muy complicado en muchas especies animales, por no decir imposible.