¿Por qué el cine porno comercial es tan, tan, como es, independientemente de que sus directores sean hombres o mujeres?.
Bibian Norai, actriz y directora de cine porno, en la foto con su colega Sandra Uve, ha dirigido dos películas que están en el mercado actualmente, después de haber trabajado como acriz en unas cuantas, además ha participado en películas como Yo puta o en el espectáculo de La Fura XXX.
En una entrevista hace poco, explicaba algunas reglas de oro, incuestionables dentro de la industria para su comercialización:
«Al final, si quieres exportar tu cine al mercado americano, te tienes que adaptar a lo que exigen: seis polvos completos, que empiecen con una mamada… nada de una tía metiéndole el dedo por el culo a un tío, nada de dos tíos y una tía… Nada de suicidios. Ni drogas. Ni sangre roja en escena (¿te has dado cuenta de que si aparece sangre en una película porno es de color morado o negra?). Un montón de elementos que están perfectamente permitidos en el cine convencional.»
Toda la entrevista aquí>>
Me pregunto si realmente desaparecieran estas reglas, ¿se hundiría la gallina de los huevos de oro?, dirían los consumidores de dvd´s, -sin mamadas no me pongo, esto no sirve, no hay bastantes polvos!, o si simplemente se empezaría a romper un esquema repetido hasta la saciedad. No se mucho de mercados, pero, ¿de verdad que es el único rentable?. No siempre fue así, o tan así, recordemos el comienzo de la ultra taquillera Deep Throat (1972). Linda Lovelace vuelve a acasa y encuentra a su compañera de piso, a la que un anónimo joven amante está haciendole un cunnilingus, y al que le pregunta muy seria ¿Te importa si fumo mientras comes?, a continuación se enciende un cigarrillo, con una seguridad y un estilazo, que la verdad me gustaría ver más a menudo.