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Hambrienta, pero no de comida (segunda parte)

domingo, septiembre 25th, 2005


Estoy hambrienta, pero no de comida, como decía Clarice. El destino o el azar ha alejado geográficamente a mis estimados amantes y me encuentro con que hace mas de dos semanas que no tengo el gusto. Y ahora mismo estoy fatal. Y es que aquí en Benicàssim no hay muchas opciones.

Mastúrbate, me dirás. Pero es que lo mío es la carne contra carne, nada puede sustituirlo. Ni mi imaginación, ni mi escasa técnica. No me enorgullezco de ello, que conste. Y no he perdido la esperanza de aprender…
Pero hasta que llegue ese momento, aquí estoy, subiéndome por las paredes, intentando concentrarme en la pantalla, en fin, muerta de hambre. Se me pasan por la cabeza malévolas ideas como llamar a algún viejo amigo para ver si todavía me habla o llamar a mi hermano para que me pase el teléfono de algún colega.

Recuerdo un verano, hace ya algunos años. Era mi cumpleaños, julio, estaba en casa de mi abuela, hambrienta. Y me pareció horrible pasar la noche de mi cumple así, caliente y sóla, con lo bien que me lo podría yo estar pasando con un poco de compañía. Y llamé a mi hermano y le pregunté eso, si no tenía por ahí a algún coleguilla un poco desesperado. Y sí que lo tenía. Se llamaba Ramón, acababa de llegar a la ciudad y de cortar con su novia, carne de cañón, vaya.
Le llamé, le propuse salir a cenar, a tomar algo y luego o a tu casa o a la mía, que yo para estas cosas he sido siempre muy clara, para no llevarse luego sorpresas.
A Ramón debió de parecerle un buen plan, porque en 20 minutos se pasó a recogerme, le llevé con mi viejo coche de por aquel entonces a un bar del Grao de Castellón, nos tomamos un par de cubatas y a continuación nos fuimos a su casa. Una noche estupenda. Y resulta que el mozo había trabajado como gigoló en Madrid, así que tenía experiencia. Un tío elegante e inteligente, por cierto.

Pero ya vale de contar batallitas. Yo hoy no se si llamar a quien no tengo que llamar o ser buena y esperar un par de días a encontrarme con mi hombre, como dice la petite.
Y la deliciosa hamburguesa que ilustra este post es obra de phag off.